23.11.09

A Serious Man

Sorprende gratamente volver a ver una película de los Cohen después de la simpática y extraña Burning After Reading, una película, por otro lado, que me dejo buen sabor de boca pero que me parece una de las mas flojas en su filmografia.

A Serious Man vuelve a ser una de los Cohen en estado puro. Una obra pulida e inteligente.

La película narra las desventuras de Larry Gopnik, un profesor de matemáticas judío que sufre las calamidades existenciales de una familia judía en Minneapolis a finales de los sesenta.
Su vida se desvanece tras una serie de eventos que se bifurcan en una crisis existencial y espiritual.
Su esposa Judith quiere el divorcio judío para poder casarse con su amigo Sy Ableman, su hermano Arthur, genio matemático vive con ellos durmiendo en el sofá por falta de recursos y habilidad para cuidarse a si mismo, su hijo adolescente Danny hurta de su billetera para comprar marihuana y Sarah, su hija, le hurta para pagarse la cirujia nasal que planea realizar.
Larry sufre el intento de soborno de un estudiante asiático para seguir estudiando y amenaza con demandarlo y en medio de todo se enrolla con la vecina, una mujer pantera de piel bronceada y ojos de esmeralda.
Larry pide consejos a tres rabinos distintos en el intento de resolver sus problemas y convertirse en un hombre devoto.
Pero Larry esta solo y nada ni nadie le puede ayudar.

La obra empieza con una intro que te deja boquiabierto, lejana, en un principio a la trama argumental. Luego te preguntas como todo esta relaccionado.

Los Cohen han señalado una serie de similitudes con sus años de adolescencia y su entorno familiar para explicar el tema principal del film. La familia judía. Una familia judía quizás excesivamente estereotipada y llevada en ocasiones al absurdo existencial.

La vida académica inquebrantable en la que esta inmerso Larry, el desarraigo de los hijos hacia las costumbres judías, a pesar de asistir a un colegio judío, la superficial vida de Sarah, solo pensando en quitarse la nariz judía de su cara y en salir con sus amigas, la esposa que sufre un matrimonio acabado y plantea el final, hasta echarle de su casa con su hermano a una habitación de un motel barato. La consulta con el rabino, hasta tres rabinos visita, para comprender donde esta su vida.

Lo mejor es la complaciente y sonrojante mirada a la vida de un judío en USA.
Da la sensación que se esta riendo de todos los principios judíos o que los lleva al extremo, al estilo Groucho Marx.
Las secuencias con el rabino son cómicas pero sin llevar a la risa, casi surealistas; los sueños de Larry freudianos con asesinatos y sexo; las conversaciones de los amigos de Danny en el autobús de camino a la escuela, las clases de Tora, tromentosamente aburridas, los canutos de maría que se fuman; las escenas de Larry y Syd en las que vemos los consuelos judíos del hombre que va a terminar con su matrimonio y quizás su vida; las vistas desde el tejado de su casa de esa mujer desnuda al sol, que le abrasan; todo en un maravilloso cuadro filmico que produce un placer dañino, casi masoquista, a la vista de los infortunios en la vida de Larry .

Todo se adereza con una puesta en escena sobria, unos diálogos concisos e inteligentes, con ese toque de humor judío casposo y subversivo, una ambientación y vestuarios exquisitos, una dirección portentosa de la planificación de los planos y una precisa trama narrativa con una atmósfera de desasosiego y fragilidad que te dejan ensimismado desde el primer plano a la espera de algo. Algo que no ocurre. O quizás si. Eso lo dejo para vosotros.

Lo cierto es que la película me ha parecido excelente y me ha dejado ensimismado durante un buen rato tras el visionado. Diría que un poco perdido.

Los Cohen, ultimamente no saben o no quieren acabar sus películas de una manera digamos clásica, digamos un final, feliz o no.

Esta se termina con la llegada de un tornado.
¿Se lo llevara todo por delante?

Aquí os dejo el Trailer.

Disfrutad.






Besos y Agur


1 comentario:

Anónimo dijo...

Buena forma de destripar el final de la película. El apellido de los Coen se escribe sin "h" intercalada