6.11.08

El ultimo el mejor

Ayer mi hijo mayor llego del colegio con algo que le rondaba la cabeza. El profesor les dijo algo que el chaval no podía comprender. The last is the best.

The last is the best. Es una frase, el ultimo el mejor, que me dejo pensando y dubitativo.
¿Que osado profesor puede hablar así a unos niños? Que valentía la de este hombre. Sin duda va contra todas las normas que se conocen en esta sociedad en la que vivimos. Como le pillen haciendo apología de la no competitividad lo despiden. Todavía me pregunto porque lo dijo.
¿Que fue lo que llevo a un profesor de escuela en Dublin a decir semejante afirmación a unos niños de 6-7 años? Crear un cisma en las vidas de estos chicos. ¿No sabe Sr Teacher que lo que vale es la victoria?

Vivimos en una constante carrera de obstáculos desde que nacemos y se nos afirma que lo que hay que hacer es correr y correr, y si puede ser mas rápido que los demás.
En la escuela se nos pedían las mejores notas, en el equipo de fútbol el que mas goles metía, en la piscina nadar el mas rápido, ser el mas alto, el mas listo, el mas competitivo. Siempre se nos decía que cuanto mas precoces mejor. Recuerdo aquellos consejos que mi progenitor me daba y me prometo a mi mismo no repetir la misma historia.
Así es como va la sociedad. Todo es fugaz, rápido, momentáneo, pasajero, liviano, todo tiene que ser el primero y los primeros tendrán la recompensa de el mejor trabajo, el mejor salario, el mejor coche, la chica mas bollo, el mas popular...
Muchos de los problemas de las sociedades occidentales llegan desde perspectivas velocipetas, de ritmos vitales alterados, de consumos veloces, de vertiginosa aceleración.
Si, tenemos lo que merecemos. Comemos rápido, follamos rápido, hablamos rápido, pensamos rápido, miramos rápido... Que aburrimiento. Que sin sentido.

Paremonos un momento. El ultimo es el mejor.
¿Y ahora que hacemos?
Pues primero sentemonos y relajemos la mente. Un poco de meditación. Mira tu vida. Respira.
¿que nos pasa? porque no podemos tomarnos las cosas con mas calma. Desacelera.
La vida es superficial si es veloz. Las prisas nos hacen ver las cosas de una manera superficial.
La lentitud es algo bello y sorprendentemente sano. El equilibrio de las cosas. La doctrina del Tchai es observar sin interferir. Ver sin tocar. No se trata de convertirse en un caracol. Cuando hay que actuar se actúa y cuando hay que ir despacio se aminora. El tiempo esta en ti.
Y no solo hablamos del tiempo. También hablamos del sexo lento, de ciudades lentas, de educación lenta, ocio lento, medicina lenta...
Ya existe todo un movimiento global hacia esta dirección y en parte gracias a
Elogio de la lentitud, un libro que recomiendo a tod@s.





Su autor, el periodista canadiense Carl Honoré, nos pasea por movimientos "tántricos", escuelas de meditación y ciudades invadidas por el nuevo estilo.

Honoré sostiene que la cultura contemporánea tributa adoración a la velocidad y a la hiperactividad: a ser el primero, ser rápido, resolutivo, ejecutivo y agresivo, claves actuales del éxito laboral y social. Para contrarrestar hay que desacelerar y comenzar a apagar el televisor, tomar lápiz y papel y hacer una lista de las actividades diarias. Y agrega que hay que tachar de esta lista todo aquello que consideremos prescindible y no tenerle miedo a la inactividad. Esta primera parada en nuestro alocado ritmo nos permitirá ver la vida de otra manera. Como ejemplo cuenta el caso de un agente de bolsa japonés que trabajaba noventa horas por semana y al que su empresa convirtió en un modelo a seguir. Murió en 1990 a los 26 años de un ataque cardíaco. El autor nos habla de directores de grandes empresas y "brokers" que dedican cada día unos minutos a hacer su momento de meditación y rebajar el estrés.

El autor sostiene que hasta las personas más agradables e inofensivas pueden volverse locas de furia ante el menor percance, simplemente porque vivir contra reloj es mucha presión para cualquiera.

Los problemas de salud pública contemporáneos -estrés, depresión, insomnio, ansiedad, obesidad- son síntomas claros de que la forma de vida alocada rompe el equilibrio físico y psíquico de cualquiera.

Disfrutar de la vida
Cuando nos tomamos el tiempo necesario para cada cosa, podemos disfrutar. Esa es la teoría de Carl Honoré. Según su confesión, desde que él mismo cambió de hábitos, se siente más conectado con todo.

  • Ciudades lentas. Su ideal de hábitat es una ciudad de menos de 50.000 habitantes, porque un espacio así busca el ritmo humano: aumenta las zonas peatonales, instala bancos, planta árboles y cercos.
  • Almuerzo tranquilo. Hay que olvidarse de la comida rápida, donde se puede almorzar en diez minutos.
  • Caminar. Bajar el ritmo significa también tomarse más tiempo para todo. Si el lugar de trabajo queda relativamente cerca, lo mejor es salir más temprano de casa y caminar, sin apurones, sin ansiedades, para enfrentar el día con energía y sin tensión.
  • Sexo sin reloj. La ansiedad conspira contra el deseo, según Honoré, y afecta sobre todo a las mujeres. En este campo también hay que desacelerar y privilegiar la lentitud sobre todas las cosas. Música, velas, una comida romántica... Hay que reeducar la paciencia y encarar con todo el tiempo del mundo la conexión con el otro.
  • Menos televisión. Aunque se asocie con el ocio y el relax después del trabajo, la televisión no sólo no apacigua, sino que puede ser estresante. En lugar de petrificarse frente a la pantalla, Honoré recomienda meditar, leer un libro, escuchar música, porque son actividades que relajan más y predisponen al diálogo y a la serenidad.

Texto en cursiva extraido de Lo que somos



Algunas frases a resaltar

- En el puesto de trabajo moderno, donde todo ha de hacerse en períodos de tiempo rígidos, la velocidad es la máxima importancia. El correo electrónico y los teléfonos móviles exigen una respuesta inmediata y, a la vuelta de cada esquina, hau una fecha tope….El problema es que muchos de nosotros estamos sometidos de manera permanente a la presión de la fecha límite, lo cual deja escaso tiempo para el sosiego y la recuperación. Las cosas que necesitan lentitud (planificación estratégica, pensamiento creativo, fomento de relaciones…) se pierden en el alocado apresuramiento por mantener el ritmo, o incluso sólo para parecer ocupado. (Carl Honoré; Elogio de la lentitud, RBA, pag. 173-174)

- Las escuelas lentas posibilitan la invención y la respuesta al cambio cultural, mientras que las escuelas rápidas se limitan a servir siempre las mismas viejas hamburguesas. (Carl Honoré; Elogio de la lentitud, RBA, pag. 209)

- Un objeto hecho a mano, como un chal de punto, por su carácter único, sus caprichos e imperfecciones, lleva la huella de su creador. Percibimos el tiempo y la meticulosidad que ha dedicado a su obra y, en consecuencia, sentimos hacia ésta un mayor vínculo afectivo. En el mundo actual, donde resulta tan fácil, tan barato y tan rápido comprar cosas, lo que compramos ha perdido su valor –sigue diciendo Murphy-. ¿Qué valor tiene un objeto si puedes comprar diez idénticos en el mismo instante?. Cuando una cosa está hecha a mano, significa que alguien le ha dedicado tiempo. Eso le da auténtico valor. (Carl Honoré; Elogio de la lentitud, RBA, pag. 182)

- Los cerebros electrónicos son increíblemente rápidos, exactos y estúpidos. Los seres humanos son increíblemente lentos, inexactos y brillantes. Juntos son poderosos más allá de lo imaginable. Por ello, las personas más inteligentes y creativas saben cuándo es el momento de dejar que la mente divague y cuándo han de dedicarse con ahínco al duro trabajo. En otras palabras, saben en qué momento deben pensar con rapidez y en qué momento deben hacerlo lentamente. (Carl Honoré; Elogio de la lentitud, RBA, pag. 106)




Y ¿que paso con la pregunta de El ultimo el mejor?
Pues lo primero que le dije a mi hijo es que era una idea muy buena y algo que estaba muy bien. No es importante llegar en algún momento o en un puesto determinado sino llegar. No es importante ser el primero o el ultimo sino saber llegar. No es importante estar en algo , lo importante es ser parte de algo.
Una respuesta que después, meditando me cuestione y me dije; ¿estoy confundiendo al chaval que solo tiene 6 años? ¿Le dará problemas esta "filosofía" en su entorno social? ¿Lo comprenderá y asimilara?
Pues eso el tiempo lo dirá. Yo seguiré observando con lentitud y cautela los pasos que da en esta complicada y vertiginosa vida que le ha tocado vivir.
Yo estoy, despacio, viviendo intensamente cada momento que paso con él y con el resto de mi familia. Y sigo mirando desde la ventana como la lluvia moja el vidrio y el aire golpea con fuerza.
Y despacio pienso luego soy.


Besos muy lentos y agur

2 comentarios:

Alex dijo...

muy buen post, jaime... la verdad es que tienes toda la razón del mundo... trabajo en IT y es una vida "acelerada"... me plantearé leer el libro...

Saludos desde Cork

jaime dijo...

Es un libro que merece la pena.
Si quieres te lo puedo pillar... pronto me pasare por Barna...
Gracias y un abrazo
PD: Pasate por aqui un fin de semana chaval. Te espera la tropa

Besos de la familia jamrobin