El gobierno colombiano de Álvaro Uribe después de haber difamado a una periodista ecuatoriana y haber mentido acerca de la computadora de la guerrilla colombiana, de haber prometio a la ONU un mayor respeto de los Derechos Humanos el Ejército colombiano ha asesinado a Edwin Legarda, esposo de la dirigente Aída Quilcué que encabezó la minga indígena del pasado mes. Aunque el Ejército aseguró que le habían disparado al vehículo «por error» al no detenerse ante el retén, la versión de la comunidad indígena es que el ataque fue un atentado contra Quilcué, pues ella solía movilizarse en ese vehículo, informaron sus familiares.
A pesar de haber prometido hace poco antes los Derechos Humanos de la ONU el gobierno de Álvaro Uribe y el Ejército colombiano han asesinado al esposo de dirigente que encabezó la minga indígena en Colombia. Una venganza que se habia escrito con sangre desde el pasado noviembre en Bogota, con la llegada de la Minga y las reivindicaciones de los pueblos indigenas, y en la que Quilcué fue la voz de todos los movilizados y un quebradero de cabeza para el gobierno federal.“Ese era un atentado contra la consejera”, señaló Ernesto Perafán, abogado del CRIC, quien describe lo sucedido: “El Ejército le disparó desde varios ángulos, desde los dos lados tiene impactos el carro. Él recibió varios balazos, en el pecho, en la pierna, y alcanzó a salir, fue un tramo hacia arriba, pero el Ejército no lo auxilió, sino que empezó a dejar vainillas y cosas en el piso, y cuando llegamos acá con el comandante del batallón, dicen que desde el carro les habían disparado. Versión que ya están desmintiendo y aceptan que fueron ellos quienes le dispararon al carro de la consejera, pero igual esa fue la versión inicial”.
El comandante de la Tercera División, Justo Eliseo Peña, quien se dirigió a la zona en un helicóptero, dijo que “todo fue un error cuando un grupo de soldados campesinos realizaba un retén”. El oficial sostuvo que el carro no se detuvo, sino que siguió su marcha hasta el municipio de Totoró.
La versión de la comunidad indígena es que el ataque fue un atentado contra Quilcué, porque ese era el vehículo en el que ella solía movilizarse. Como el vehículo tiene vidrios semipolarizados, no había forma de comprobar si ella viajaba allí o no.
“Se trata de una represalia contra la minga indígena”, agregó el abogado Perafán. “Este hecho se suma a la decisión de dictar orden de captura contra los coordinadores de la guardia.”
Los soldados que participaron en el retén, desde el cual se disparó al vehículo, estarían retenidos en la zona rural del municipio de Totoró, por la guardia indígena y la comunidad.
“Si la justicia penal militar no dicta orden de captura contra los soldados involucrados, la guardia indígena los va a capturar, porque el hecho se produjo en territorio de la comunidad”, dijo también Ernesto Perafán.
El Ministerio de Defensa reconoció en un comunicado que miembros del Ejército dispararon contra Legarda, indicando que no hay claridad sobre cómo ocurrieron los hechos.
"Se estableció que tropas del Batallón José Hilario López pertenecientes a la III División del Ejército Nacional dispararon al automóvil que conducía el señor Legarda, sin que hasta el momento haya suficiente claridad sobre como ocurrieron los hechos", dice el comunicado.
El Ministerio anunció una investigación interna, en cabeza del Comandante de la III División y del Inspector General de las Fuerzas Militares, y pidió a Fiscalía y Procuraduría enviar una comisión especial a la zona para que adelante las investigaciones necesarias en materia penal y disciplinaria.
Mientras el vicepresidente de Colombia, Francisco “Pachito” Santos Calderón salía victorioso en Salvador de Bahía, sosteniendo que en el documento de UNASUR “hay una mención explícita de rechazo a cualquier tipo de grupo ilegal armado que trate de subvertir el orden, sea de donde sea y venga de donde venga; vemos que es un avance y un paso muy importante”; la pregunta, ante la evidencia de los hechos y la sucesiva violación de los Derechos Humanos por parte del estado colombiano, es si no hará falta la suscripción de otro articulito, que también rechace y condene el terrorismo de estado que practica el gobierno colombiano.
O es que entonces qué es esa feria de sangre de los infaustos “falsos positivos”, el asesinato del interlocutor que piensa diferente y lo dice, las cifras inverosímiles de sindicalistas asesinados, o la persecución despiadada a las minorías, y su aniquilación, como en este caso, claro está, "por error". ¿O es que este es el orden que se quiere y el que no hay que subvertir?
La sangre vertida hoy por este indígena en un camino pantanoso y perdido de uno de los tantos sitios que se llaman Totoró, en Colombia, tiene que llamar la atención. No pueden valer menos los muertos del estado, que son los indios, que son los pobres, que son los olvidados, que los de las FARC o los del ELN. Hechos como este no son un simple avatar. Una casualidad tras otra dejan de ser casualidades, para ser cualquier otra cosa. Una estrategia deplorable, por ejemplo.
Extraido e integramente reproducido de Voltairenet por Juan Alberto Sánchez Marín.
Los enlaces te los ofrece el menda para más información.Uribe cumple, asesinando Indios
Un saludo fraternal a Edwin Legarda. Tu lucha no ha sido en vano.
Descanse en Paz
Besos y Paz en Colombia YA
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